miércoles, 13 de abril de 2011

¿Qué es una Constitución?

“¿Qué es una Constitución? ¿En qué consiste la verdadera esencia de una Constitución?”, pregunta Ferdinand Lassalle, quien afirma que hasta el momento en el que él se sitúa, no se ha logrado dar una definición como tal de Constitución; todas, incluso las provenientes de personas con experiencia considerable en el campo jurídico y legislativo, explican en qué consiste, de qué está formada y para qué sirve una Constitución, pero ninguna se enfoca realmente en el “qué es”, en el concepto en sí.

Este autor comienza estableciendo la relación entre Constitución y Ley, para así aterrizar en el proceso de comparar dos elementos con el objetivo de encontrar una diferencia en la cual se encuentre implícita la esencia de la respuesta a su pregunta inicial. Los entes a comparar son: ley y ley fundamental.

Para poder continuar con este escrito, me parece que es de suma importancia citar las ideas de éste autor en cuanto a los resultados que obtuvo sobre la equiparación ya mencionada: “la Constitución no es una ley como otra cualquiera, sino la ‘Ley fundamental’ del país.” La ley fundamental profundiza, consiste en la verdadera base de las otras leyes, y son como son porque implican una necesidad real, activa, presente; mientras que la ley corriente no.

De esta forma, es posible delimitar un pensamiento: se define una fuerza activa que obliga a las leyes promulgadas, hasta cierto punto, a ser lo que son y no de otro modo. Esta fuerza activa radica en “los factores reales de poder” que están marcados en una sociedad.

Para aclarar esta idea, Lassalle expone un ejemplo que considero interesante, ya que supone un caso en que, en un determinado lugar, desaparezca toda ley escrita. A partir de esto, el ilustre presenta de forma ordenada los elementos que considera dentro de la clasificación de “factores reales de poder”:

- La monarquía: aunque no se establezca un verdadero acuerdo, es de reconocer que no puede eliminarse de forma tan simple el hecho de que exista un rey al que lo obedezcan “Ejército y cañones”.

- La aristocracia: como en toda sociedad y en cada trozo de historia, se establece una pieza de “nobleza influyente y bien relacionada con el rey y su corte”.

- La gran burguesía: un asunto delicado en el que los industriales también exigen ser tomados en cuenta.

- Los banqueros: apoyo indiscutible del rey o del gobierno. Factor con papel relevante dentro del desarrollo de la nación, que no puede ser ignorado por el poder.

- La conciencia colectiva y la cultura general: punto clave y elemental en el desarrollo de un grupo humano. Gracias a un pasado, un presente y un futuro al que se enfoca una sociedad, es impensable pasar por alto la idea principal de este inciso.

- La pequeña burguesía y la clase obrera: elemento al que se le debe tratar con cuidado y de forma astuta, ya que consiste en la sección más grande de una población. “La unión hace la fuerza”.

Con la breve y, espero, clara explicación de estos puntos, es que desarrollo de forma simple lo que se considera un factor real de poder: todos forman parte (necesariamente, sin excepción alguna) de una Constitución. El hecho de ignorar alguna de estas ideas o restablecerlas de forma innovadora (de manera que se intente remodelar un sistema), significaría, sin duda alguna, un desequilibrio caótico.

De acuerdo a Ferdinand Lassalle, estos aspectos conforman la fuerza activa que se encarga de establecer una necesidad a partir de la cual nace un fundamento, el cual es parte de la vida del ser humano en sociedad, y que, en consecuencia, debe formar parte del ente que regule este núcleo, parte de su Constitución, de “la hoja de papel”.

Bibliografía

Lassalle, Ferdinand. “Qué es una constitución”. 1ª Edición, Colofon: 116.

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